
En origen, el trigo se consiguió a través de una hibridación de hierba salvaje y espelta y desde su creación ha sufrido muchas transformaciones para aumentar la productividad y mejorar la panificación.
El trigo original era diploide (dos conjuntos de 7 cromosomas=14 cromosomas) y ha ido mutando hasta llegar a ser dos clases de trigo (duro y blando) con 28 y 42 cromosomas respectivamente. Lo que le sucede a nuestro organismo es que no lo digiere porque las enzimas digestivas no reconocen este trigo mutado.
¿Por qué? Porque nuestro sistema no está diseñado para hacerlo en realidad. El trigo contiene gluten, una proteína compleja que para ser digerida necesita romperse, hacerse trocitos muchas veces. Además, contiene unos péptidos tóxicos demasiado grandes para ser absorbidos correctamente a través del intestino delgado.
Necesitaríamos un estómago parecido al de la vaca para poder digerirlo sin más y no contamos con enzimas suficientes para ello.
Efectos de gluten en el cuerpo:
En contacto con la mucosa intestinal, interfiere con el metabolismo y la absorción de nutrientes de los alimentos
Estreñimiento
Sensación constante de leve fatiga
Artritis reumatoide
Lupus
Gases e hinchazón intestinal
Dolores musculares vagos
Infertilidad
Confusión mental
Ataxia (alteración del equilibrio, torpeza, pérdida de coordinación)
Daño inmunológico inmediato en la mucosa intestinal
Destrucción de las vellosidades intestinales
Celiaquía
Síndrome de intestino irritable
Dermatitis herpetiforme
Alimentos que contienen gluten:
Trigo
Cebada
Centeno
Si bien la avena se suele considerar un cereal con gluten, no contiene gluten pero suele contaminarse con facilidad por proximidad a cultivos con gluten o durante su manipulación.
Alimentos que pueden contener gluten:
Embutidos, quesos
Salsas
Golosinas
Comidas preparadas
Ciertos medicamentos
Bebidas destiladas o fermentadas
Frutos secos
Colorantes alimenticios